La vegetación de la ruta está compuesta fundamentalmente por cuatro tipos de formaciones:
El cinturón halófilo que podemos ver en la zona de la playa de Famara y en La Graciosa está formado por plantas que soportan la salinidad; así encontramos el «chaparro» (Convolvulus caput-medusae), el «tomillo de mar» (Frankenia spp.), la «lechuga de mar» (Astydamia latifolia), la «uva de mar» (Tetraena fontanesii) y las diferentes especies de «salados» pertenecientes al género Schizogyne, endémico de Canarias.
La vegetación que ocupa los enclaves arenosos es capaz de sobrevivir en suelos móviles, ya que hay plantas capaces de sobrevivir de manera superficial. Encontramos, entre otras, especies al balancón (Traganum moquinii), capaz de fijar las dunas.
Los matorrales de zonas pedregosas son conocidos en la isla como “malezas”, que se dan en suelos salinos en malpaíses antiguos donde la vegetación es escasa, con especies como la aulaga (Launaea arborescens), el matabrusco negro (Salsola divaricata) o el matamoro común (Suaeda vera).
La zona de mayor interés botánico es el Macizo de Famara, un punto caliente de biodiversidad, con una enorme densidad de endemismos. Sus acantilados que es la zona más conectada con esta ruta son excepcionales refugios de endemismos, solo en las paredes del macizo existen 14 plantas exclusivas de esta zona.
La mayor riqueza faunística de Lanzarote, además del campo de los invertebrados, está en la avifauna. La ruta transcurre por varios espacio de enorme interés para las aves esteparias, como la endémica hubara, la ortega o el corredor, entre otras. Difíciles de observar, especialmente la hubara, ya que son especies que se camuflan excepcionalmente bien en los tonos pardos predominantes en el paisaje.
Las mejores zonas para la observación de aves está en el primer tramo de la ruta desde Costa Teguise a Teseguite, ya que la mayor parte del recorrido va alejado de carreteras y en zonas con escasa presencia humana; en esta zona podemos encontrarnos al alcaraván común (Burhinus oedicnemus insularum), al alcaudón real (Launius meridionalis koenegi), el bisbita caminero (Anthus berthelotii) o a la curruca tomillera (Sylvia conspicillata). También en la parte del camino del Majuelo, en los tramos intermedios por el Jable en la zona de Las Laderas donde es factible la presencia del corredor sahariano (Cursorius cursor), la hubara (Clamydotis undulata) o avutarda o la terrera marismeña (Alaudala rufescens polatzeki).
En las zonas litorales, es factible ver aves como los correlimos, chorlitejo negro (Charadrius alexandrinus), además de aves marinas como pardelas, charranes o gaviotas. Algunas rapaces como los cernícalos tienen sus mejores zonas en paredes acantiladas.